lunes, 18 de abril de 2016

Ayer me encontré con un petirrojo en el tren y me avisó de que siempre que le vea, vendrá a avisarme de algo que ni el sabe lo que es.

Hoy aprendí que de energías no se aprende, que el librero de Gran Vía tiene como tradición que si rechazas una oferta en compra de libros, no puedes volver a intentarlo después y que en la cuesta del Moyano hay vendedores muy simpáticos a los que soy incapaz de robar,

Anoche saboreé las señales pero aun no aprendí a fiarme totalmente de ellas.