Vuelven las tormentas en mi mente.
Se alimentan de cada suspiro
y cada bocanada de ansiedad.
La tormenta está aquí,
comprimida en mi cráneo
pero dulce en mi boca
la baila mi lengua,
ansiosa
en compartirlo con otras.
Lamiendo el agua dulce de cada mar
entre sirenas que confunden amar con matar.
Tormenta violenta que golpea mis nervios.
Choque de placas. Terremoto intenso.
Mis manos levitan, pulso inquieto,
ciegas acarician un mundo cuerdo.
Como las estrellas,
lucimos muertos.
Truenos y rayos descienden, tranquilos y fuertes, como si invadir aquel continente no conllevase la locura permanente de la ambición incoherente
¡ alabemos a la muerte!
Estomago incendiado.
Se ha producido una explosión de fuego enfadado
por haber sido olvidado.
El siempre ha estado a un lado,
como el pasado,
por eso ahora en el presente intenta gritar,
e incapaz, se vuelve cada vez
más
y
más
ardiente.
Desciende por la garganta, está desgarrada
pero (ella, callada, siempre triste y olvidada)
De repente no existe el tiempo.
Olvídate de esos absurdos conceptos.
Llegamos al punto de encuentro.
Ese ese pequeño abismo entre mis clavículas
donde
agazapado
temblando de miedo,
se encuentra atrapado
un orgasmo..
Fusión ardiente y salada que palpita arrebatando el puesto a mi corazón.
Fría y constante palpita, encargada de impulsar la sangre que me mata,
que me encanta.
Se alimentan de cada suspiro
y cada bocanada de ansiedad.
La tormenta está aquí,
comprimida en mi cráneo
pero dulce en mi boca
la baila mi lengua,
ansiosa
en compartirlo con otras.
Lamiendo el agua dulce de cada mar
entre sirenas que confunden amar con matar.
Tormenta violenta que golpea mis nervios.
Choque de placas. Terremoto intenso.
Mis manos levitan, pulso inquieto,
ciegas acarician un mundo cuerdo.
Como las estrellas,
lucimos muertos.
Truenos y rayos descienden, tranquilos y fuertes, como si invadir aquel continente no conllevase la locura permanente de la ambición incoherente
¡ alabemos a la muerte!
Estomago incendiado.
Se ha producido una explosión de fuego enfadado
por haber sido olvidado.
El siempre ha estado a un lado,
como el pasado,
por eso ahora en el presente intenta gritar,
e incapaz, se vuelve cada vez
más
y
más
ardiente.
Desciende por la garganta, está desgarrada
pero (ella, callada, siempre triste y olvidada)
De repente no existe el tiempo.
Olvídate de esos absurdos conceptos.
Llegamos al punto de encuentro.
Ese ese pequeño abismo entre mis clavículas
donde
agazapado
temblando de miedo,
se encuentra atrapado
un orgasmo..
Fusión ardiente y salada que palpita arrebatando el puesto a mi corazón.
Fría y constante palpita, encargada de impulsar la sangre que me mata,
que me encanta.
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